martes, 30 de marzo de 2010

Super...vivencia

Caminar firmemente en la tierra…
.

requiere elevarse con ligereza hacia el cielo.


.

domingo, 28 de marzo de 2010

Espectro radioeléctrico

Mismamente onda corta, onda media y onda larga.

¡Aaaah!, qué emoción saber que no me encuentro sola en mi faceta de ¡Superleve en acción! Qué alegría tan grande descubrir que, de mi lado, también está ¡el poder del crujimientooooo…!



Claro que si mi -desde ahora- compañero superhéroe de fatigas tiene una vara que concentra toda su energía, yo he de buscarme alguna ayudita. Mmmmmm… ¿un puñal, un bastón, una espada? ¡Ya lo tengo!... ¡Un lanzallamas!

Estando unidos el Tío la Vara y quien suscribe… el mal no podrá con el mundo. Tiranos del planeta… ¡qué dios os pille confesaos’! porque… el repaaaaaasoooo que sus vamooooo a daaarrrrrr, aaaayyyy aaaayyyyyyyy…
.

jueves, 25 de marzo de 2010

Je t'aime... moi non plus

Con Ljuba fue amor a primera vista. Era la lorita más bella de todo el Caribe. Así que me acerqué a ella sin pensármelo dos veces. Sin más preámbulos, la miré a los ojos y le dije:
–Te amo.
–Te amo –me respondió.
.
Fue el principio de una gran pasión. Nuestro nido de amor era la manigua entera, el loco ardor de la juventud nos quemaba bajo las plumas, y toda la inmensidad del cielo no bastaba para contenerlo. Cantábamos, bailábamos, nos amábamos al ritmo de la rumba, del mambo, de la conga y del merengue. Un día me decidí y le pregunté:
–¿Quieres casarte conmigo?
–¿Quieres casarte conmigo? –replicó.
–Por supuesto, mi amor.
–Por supuesto, mi amor –respondió ella.
.
Así que construí el nido más lindo del archipiélago y allí pasamos nuestra luna de miel. Abrazándola estrechamente, le dije:
–Me gustaría mucho tener pequeños.
Me respondió que ella también los quería. Nacieron dos, un tesoro de criaturas, nunca una palabra de discordia, nunca desobedientes, siempre dispuestos a corresponder a nuestro afecto con el suyo.
.
¿Qué más se podía desear de la vida? Algo que no estuviera previsto. Y empecé a verme con aquella otra lorita. Un día se lo confesé a Ljuba.
–Tengo una amante –le dije.
–Tengo una amante –me respondió.
–La mía se llama Lara –proseguí.
–La mía se llama Lara –me confesó.
.
¿Qué decir? Me quedé de piedra. Mi mujer con mi amante. Dicho así casi podía parecer una buena noticia, pero pronto estuvo claro que aquel triángulo no podía funcionar. Así que fui a ver a Lara y le dije:
–Escoge, o ella o yo.
–Ella –me respondió.
.
Entonces fui a ver a Ljuba y le planteé también a ella un ultimátum:
–¡O ella o yo!
–¡Ella!
–Vete al diablo –le dije.
–Vete al diablo –replicó.
.
Estaba más que harto de que me tomaran el pelo con aquellos ritornellos. ¿Sería posible que la vida discurriese por caminos tan superficiales? ¿Cómo se podía seguir adelante de aquella manera? Sumido en la desesperación, decidí pedir consejo a una mente iluminada, un loro que había alcanzado una gran reputación de maestro de sabiduría y de guía espiritual.
.
–Maestro –le espeté–, ¿qué podemos hacer para obtener respuestas menos manidas, para escapar a este rutinario runrún, a esta mediocridad? Decidme, maestro, ¿que debemos hacer?
–Hacer –respondió el sabio.
.

"¿Y usted qué dice, Viskovitz?" ("Eres una bestia, Viskovitz", Alessandro Boffa).
.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Leveinstancia

Hoy no voy a trabajar. He pedido el día por "Asuntos particulares", que en el corriente consisten en eso que generalmente llamamos "papeleo". Entre las varias gestiones que realizaré, presentaré una leveinstancia que he redactado en los siguientes términos...


Doña Levemente en su levedad, con D.N.I nº: 666.999.666.999, y domicilio social en el país de las Maravillas, c/ del Viento Sur, nº 3, Estación Claridad Vamos Llegando, en calidad de Interventora General de Maravillalandia,

EXPONE: Que, teniendo propósito desde que se inauguró este cuaderno de bitácora virtual –conocido popularmente como
blog- de publicar cositas bonitas tales como textos ajenos, poemas (creando incluso secciones monográficas sobre autores concretos), cuentos, actuaciones musicales/teatrales, proyecciones de películas con crítica y/o post-coloquio incorporados, exposiciones de fotografía/pintura y expresiones artísticas de distinta naturaleza, no ha podido llevar a cabo su intención por causas ajenas a su voluntad, con excepción de unas pocas ocasiones.

Por lo cual,

SOLICITA: Que se respeten los deseos de la autora y no se interrumpa tan asiduamente su intención de compartir, con aquel-la que lo desee, parte del tesoro del pirata compuesto fundamentalmente por
papelotes, papelitos y papelones y/o “joyas”, sin que haya intromisión alguna por parte de la responsable directa su Ilustrísima Doña Coti (dianeidad).


En Maravillalandia, a 24 de marzo de 2010.

Fdo, Levemente en su levedad :-D


ILUSTRISIMA SR. DELEGADA DE LA AGENCIA ESTATAL PARA LA ADMINISTRACION DE SUCESOS Y/O ACONTECIMIENTOS EXTERIORES DIARIOS.
.
.

lunes, 22 de marzo de 2010

Levesolución

Una mano de color y polvo de estrellas...
.

.
para días oscuros y sin brillo.
.

domingo, 21 de marzo de 2010

Taller de leve-reparaciones, S.L.

Si antes lo digooooo...

Siempre he sido el hombre de la casa. Matizo. Siempre he sido el habitante al que mejor se le han dado tareas varias de bricolaje, básicamente porque tengo habilidad manual. Remontémonos a los orígenes. Mi padre... cero talento para el asunto. En cambio mi hermano... un “manitas”, nunca mejor dicho. Con sólo 12 años construyó sin más ayuda que fascículos de electrónica (a la que era aficionado), un amplificador que sonaba de lujo. Era un fenómeno para todo “aparato sofisticado”. Aunque bueno... también arregló algún que otro secador y batidora, sin embargo no entendía de “trabajos sucios”. Lo suyo equivalía a darle a la brocha fina y mi especialidad era la gorda (¡uy qué mal suena esto!). Es decir, domésticamente, él representaba a Botticcelli y yo... a Pepa Gotera (u Otilia), je. Eso en cuanto a la familia de sangre. Respecto a la que no lo era por genes, pero con quien que se intentó formar una por sentires... también seguí siendo el hombre de la casa. ¡Cuestión de pericia!

Pero para ser justa debo referir a la maestra, que la hubo. En realidad la primera en ser “el hombre de la casa” fue mi madre (santa como todas, claro). Pero llegando a la pubertad, no me agradaba verla en lo alto de una escalera (de madera y sin asa de apoyo... vamos, lo último en materia de seguridad) y presintiendo que para ella era más peligroso, por aquello de ser yo peso pluma en comparación, opté por ir sustituyéndola en “chapuces” varios. Así... un día, sin casi darme cuenta había pasado de ser Leve a secas a... Leve Billie la rápida. Oigan... experta en desenfundar y manejar el revolver, quiero decir... el taladro. Y, por supuesto, dominando en paralelo el vasto e inherente universo de la broca; porque miren que hay variedad. Recuerdo que aquel “arma” pesaba un quintal, y más de una vez creí que me electrocutaría dado que el cable era aún más longevo que el propio taladro, sin embargo lo que sucedió finalmente es que… ¡potenció mi valentía! y hasta la curtió. Definitivamente, no hay mal que por bien no venga.

Ese tránsito en el salvaje oeste americano... ejem, español de las reparaciones caseras tuvo consecuencias a largo plazo. De tal manera que en la actualidad igual cambio el bombín de una cerradura, que cuelgo una lámpara o un riel, que repaso un enchufe o interruptor (con el diferencial quitao’... que me da repelús imaginarme cual “Leve a la barbacoa”), que arreglo la cisterna o el goteo de algún grifo, que limpio el sifón, que pinto aquel zapatero (paredes no gracias. Juré que una y no más, Santo Tomás. Ejem, ejem, salvo si la habitación está vacía en cuyo caso quizás me lo replantease, je)...

Hasta podría decir que tengo bastante experiencia en reparar persianas enrollables de cinta y particular destreza en el montaje de muebles en kit (¡viva la república de mi casa!), incluso gustándome un tanto lo último. Y ya puesta, para quienes no sean duchos en materia pero estén interesados, ahí va una sugerencia: el secreto consiste en identificar las tropecientas piezas a ensamblar y los retropecientos anclajes que se emplean para ello. Una vez “reconocido todo”... ¡coser y cantar! (bueno... la aguja me la reservo para otra entrada, je, que merece capítulo aparte). Importante: si se trata de un armario y hay paneles de madera que pesan... estaría bien –incluso muy bien- que un fornido varón echase una mano. Las dos para ser exactas. Reconozcámoslo, chicas, ellos son más fuertes. ¡Por fuera solamente! ¿Sexo débil nosotras?... ¡JA!

Con el gas no me atrevo, me da un respeto que pa’ qué y sé hasta donde llegan mis... “capacidades”. Todo lo que sea arriesgar en vano, máxime si tiene que ver con la vida de otros seres, humanos o animales (vecinos mismamente)... va a ser que no.

He de volver a ser justa y nombrar con profunda admiración a quien más me ha ayudado en el camino de: “Cómo ser una manitas y no una manazas”. Gracias... eternamente gracias sensei San internet por todo lo que has hecho en mi favor y gracias, especialmente, ¡por hoy! Explícome... yo sí había abierto antes un vídeo, o un reproductor de cd, o un mando a distancia, o un ordenador... solucionando en la mayoría de ocasiones los problemillas que presentaban (problemillas eeeeeh, que pa’ los problemones están los profesionales), pero... ¿una lavadora?... ¡Eso era un titán, un cíclope del hogar... la diosa de todos los electrodomésticos! Sentíame enana, insignificante ante su magnificencia, su enoooorrrrme poder. Ni siquiera ¡Superleve en acción! osaba enfrentarse a su inmenso poder de persuasión. Pero oigan que no. Que no es pa’ tanto. No siempre al menos. ¿Qué ha pasado? (aparte de que cuando se rompe algo se inicia una cadena consecutiva de averías, je). Que la lavadora ha cogido toda el agua que precisa, que el programa seguía funcionando pero que el tambor no se movía ni poco, ni mucho, ni nada. ¡Ale... y a carga completa! En primer lugar ha sido inevitable pensar: “¡MALDICION, RAYOS Y CENTELLAS!”. En segundo: “Tranquilidad... que no cunda el pánico. El hecho de que la lavadora sea Tutankhamon (le calculo unos 15-16 años pues ya estaba aquí cuando llegué) no significa –necesariamente- que vaya a morir”. ¿O sí?

¿Modus operandi? Ipso facto me pongo la piel de LeveSherlokHolmes e inicio la investigación. La secuencia consiste en sentarse frente al ordenador-Google-formular solicitud tal que así: “el tambor de la lavadora no gira”-ir de enlace en enlace como quien va de oca en oca y pararse donde se sobreentienda hay sabiduría senseiniana.

Recopilada la información necesaria... llega entonces la hora de la verdad, de enfrentarse al auténtico peligro. Retira a la gigante de la pared... desenchúfala… saca el tubo del desagüe... aprovecha y limpia la superficie donde estaba (¡pol dió qué de porquería!)... desatornilla... ¡glubs!... el corazón late más deprisa... ¿qué habrá detrás de la tapa?... ya está abierta. ¡Acabáááááramos! Estamos incluso de suerte. Todo parece indicar que el problema reside en que la correa de la polea de transmisión se ha soltado. ¡Campeooonaaa, campeooona, oeee, oeee, oaaaaa! Oigan... lo merece, que por senectud lo lógico habría sido morir quebrada. Es decir: romperse y no soltarse, que es lo que finalmente ha ocurrido. Eso sí, ha perdido flexibilidad por puritita vejez. Y para volver a colocarla, damas y caballeros, sí que se demuestra que: “Más vale maña que fuerza”. Me ha llevado un rato confirmarlo ya que en principio lo he intentado a las brutas tira que te tira, pero de repente un simple giro de muñeca certero y... ¡en su sitio de nuevo, tensada como dios manda! Digo como la mecánica manda.

La "Carma" (o "Tutankhamon")... con su karma ya purificado :-D

La lucha contra el coloso sólo ha supuesto una heridita en la mano, pues alguien, trajinándola anteriormente, le hizo un borde punzante en la chapa que no limó y en uno de los tira-y-afloja… ¡zas!, rebanada ligera. ¡Gajes del oficio!

En fin... que mucho centrifugar... mucho rugir cuando coge y tira agua pero na’, una bendita al final. Ni rechista.

Después de lo relatado comprenderá el respetable que para mí ir a “Leroy Merlín” represente una excursión en toda regla. ¡Aaaahhhh!... si hubiera dispuesto del garaje de “Bricomanía”, de todo el material y herramientas de que allí se goza... ¡qué lejos habría llegado! De hecho... ¡¡¡hoy sería un hombre de provecho!!! ;-P, aunque claro, no a este nivel de maestría... ¡qué finura! O sí, quién sabe, sería cuestión de ponerse a ello y ver resultados...
.
Ahora, con permiso, voy a poner la lavadora... digo a mirarla... digo... bueno, ¡no sé!...
.

.

sábado, 20 de marzo de 2010

Ya está aquí

Llegó aquella cuya personalidad se dibuja a base de contrastes...

Llegó con bochorno y lluvia...

Llegó con música...




Ya está aquí, comenzando a florecer, Doña Primavera...
.

.
.

martes, 16 de marzo de 2010

Levesugerencia

Si conduces, no bebas...
.


¡Alcohol! Agua... es otra cosa, mariposa :-)
.

domingo, 14 de marzo de 2010

Preparando la levecena

Esta noche me apetece una ensalada. Verde... que la quiero verde, faltaría más. Está lista, pero "desaliñada". Así que en un plis-plas le potencio el sabor. Mientras trabajo, canto un bolerito... es la historia de un amoooorrr como no hay otroooo iguaaaaaallll, que me hizo comprendeeeerrrrr todo el bieeeeennnn, todo el maaaaallll... Tres partes de aceite de oliva virgen por aquí...
.

.
que le dio luz a mi vidaaaaa, apagándola despuééééésssss, ¡ay! qué vida tan oscuuuraaaa, sin tu amoooorrrrrr no viviréééééé... una de vinagre de jerez por allá...


.
Ya no estás más a mi lado corazóóóóónnnn (¿ya no estás más a mi lado corazón?)... y, como no, un poquito de sal...
.

.
Mmmmmm... exquisita. ¡Pero qué buen sabor de alma dejan ciertas mezlas de alimentos!..:-D
.

sábado, 13 de marzo de 2010

Ultima dádiva recibida

El regalador dice que se acordó de mí cuando lo vio...
.


.
¿Por qué será?... glub, glub, glub, glub...
.

jueves, 11 de marzo de 2010

In memoriam

11 de marzo...
Por aquellos a quienes arrebataron la vida...
Por aquellos que quedaron caminando con la mitad de vida...
Por aquellos a quienes les arrancaron compañeros con los que vivían la vida...
.
Velas
.
.

.
.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Levetécnicas de persuasión

15:00h. Finaliza la jornada laboral, agradeciéndose hoy especialmente.

15:10h. Llego a la gasolinera. Al bajar del coche, la primera impresión es que me he equivocado de lugar y en realidad he entrado en un bar de copas en pleno fulgor de sábado noche. Justo en ese momento suena a tropecientos decibelios ¿reggaeton? tal que así: “Eeeeesa moreeeniiiitaaaa tiene la piel suavesiiitaaaa...¡muévelo, muévelo!...” (más o menos).

Cual “Terminator” –no por mala milk esencial sino por precisión robótica- mi megavisión hace un barrido de la zona en busca de la fuente de origen. Enfoca al lado opuesto del punto en que se encuentra Salvatore, unos metros más abajo, y detecta parado un turismo. Un Peugeot; modelo 206 como mucho. Color azul eléctrico mezclado con plata por zonas, llantas de aleación, alerón trasero y... ¡también le han caído estrellas que se han tatuado en su capó! Miren... ya tenemos algo en común.

15:13h. Me coloco un guante en la mano derecha y con calma cojo la Parabelum calibre 9 mm, ejem... quiero decir que agarro la pistola del surtidor a la par que lanzo una orden telepática: “Anda, criaturica... baja eso, ¡pol dió!, que vamos a tener que ir directos en busca de sonotones una vez salgamos de aquí por cómo van a quedarnos los tímpanos”.
.

El intento de comunicación fracasa y mis vísceras comienzan a bailar una sardana por las vibraciones que emiten los altavoces. ¡Casi tiembla el suelo!... ¿Casi? En mi leveinterior brota un clamor, extremadamente sereno lo cual no deja de ser paradójico, máxime teniendo un “arma” entre manos, je: “A vé... ¿por qué las personas que estamos aquí, todas pacíficas y respetuosas a juzgar por nuestro comportamiento, tenemos que aguantar a este... este, si no hemos pagado entrada para discoteca alguna ni deseamos estar en una susodicha?”... Por el powerflower del planeta Tierra y aledaños convoco a... ¡Superleveeeeeeeee!

15:15h. El género cambia y lo que todavía podía considerarse medio música se transforma en un ruido difícil de “onomatopeyar”. Imagínese el respetable que sobre una base rotundíííííísimaaa de ¡POM-POM-CHUUUMMM-POM-POMPOM-POM-CHUM-CHUM-POM...! (que fundamentalmente se traduce en graves saliendo como caballos desbocados de altavoces), Freddy Krueger (recuerden que... asesino masivo él) pasea sus cuchillas sobre cristales varios. Es decir, literalmente chirría; con alevosía además. Aproximadamente ese sería el resultado final de la descripción sonora. Detalle importante a referir del vehículo emisor (o discoteca portátil): las ventanillas delanteras están completamente bajadas. El gerente del local... ejem, el conductor no hace nada salvo... “deleitarse”. Inmóvil... ¿extasiado... hipnotizado? Por fin demuestra que no es una estatua y sale del coche en dirección a la tienda, pero sin completar el trayecto regresa y, metiéndose de cabeza hasta la cintura por la ventana del copiloto, sube a tropecientosMIL decibelios ya que al parecer estaba a volumen bajito.


15:17h. En mitad del estruendo, dando ya de beber a mi compañero de venturas y desventuras , alguien le chista:

Leve.- ¡Pssssttttt, psssst, psssstttt, oye, pssssttt, PSSSSSTTTTT OYEEEEE...!

Con actitud desafiante, el muchacho, de entre 22-24 años de edad, se percata de que es a él a quien me dirijo. ¡Bien!... tonto no es. No del todo, al menos. Eso que llevamos ganado.

Este... este.- ¿QUÉ? (barbilla en alto, con buena dosis de chulería en su expresión... otro detalle a considerar).

Leve.- Por favor... ¿puedes bajarlo? (se lo pido con sonrisa incorporada, nada irónica y sí espontánea –incomprensiblemente me sale así de los adentrados adentros- mientras señalo con la mirada al bólido).

Este... este.- ¿LE MOLESTA? (gesto de boca propio de varón presto a invitarme a bai-lar un cho-tis en la ver-be-na de la Pa-lo-ma).

Leve.- Sí, me molesta... Bastante, de hecho. Y seguramente al resto de gente, también.

Este... este.- Mi coche es más bonito que el suyo, dónde va a parar, usté nbñua gpiuqwe ñkjihbpiua lñeuuye bvuegue unbue vgoue knñakjsdg ñlbnegh...

(Imposible reproducir su extensa perorata –que lo fue- pero es que en su atropello acelerado al soltar lo que fuese no alcancé a entenderle. Supongo que me estaría insultando, lo cual no deja de ser curioso ya que me... “usteaba”, je... ¡viva la contradicción! A tenor, también sospecho que he desarrollado otro archisupermegapoder: un-escudofiltro-auditivo-antipalabroides-y-gestos-retadores-procedentes-de-capullos/as-varios/as-que-permite-oír-sin-necesidad-de-escuchar. De otro modo no me explico que hasta asintiera a lo que iba diciendo el individuo; siempre con mi sincera sonrisa claro y una tranquilidad insólita).

Entre tanto “este... este” sigue despotricando y reparo en que debe tratarse de un chico de lo más coqueto ya que conjunta cuero cabelludo con vehículo. Es decir... lleva afeitada en su cabeza varias de las estrellitas del capó. Ejem, quiero decir que seguramente una noche estaría paseando y le cayeron del cielo algunos lucerillos, fusionándose con su piel, e iluminándole pensamiento y sentires. ¡Qué emotivo!

Leve.- Vale (sin dejar de asentir), peroooo... y vuelvo a señalar con la mirada a su tuneado coche.

15:20 h. “Este... este” súbitamente se gira, retrocede y ¡milagro!... No es que baje el volumen, directamente lo apaga.

Camino de nuevo a la tienda va diciéndome entre dientes a saber qué, a la par que le respondo con un:

Leve.- Sí, sí claro y gracias por haberlo quitado ¡eeeeehhhhhh!, muchas gracias. Por supuesto la sonrisa sigue dibujada en mi rostro, de oreja a oreja en este momento. Misión cumplida.

Una vez más... ¡Superleve en acción!... en lucha contra esas tiranías cotidianas que la tienen, por qué no decirlo, hasta... salva sea la parte más idiosincrásica de su anatomía femenina. Mismamente gónadas. ¡Y juraría que no soy la única!
.

.

martes, 9 de marzo de 2010

No hay mal que cien años dure... ¡ni avería!

Hace tiempo vi un documental que me abría las carnes… y me cerraba el alma. Se grabó en algún lugar de Asia, pero no recuerdo en qué punto exacto. El caso es que en escena aparecía una especie de "cementerio de máquinas". Entre las toneladas de cables y piezas metálicas correteaban críos, mientras sus padres hacían no sé muy bien qué. En una de las imágenes se veía a un niño de no más de dos años sentado en el suelo, jugando con lo que allí había, casi enredado entre aquellas... "lianas de cobre plastificadas". Ni que decir tiene que estaba lleno de suciedad, llevándose las manos a la boca, a los ojos... ¿Es eso inocuo... saludable... justo?... ¡¡¡NO!!!, todo lo contrario.
.
Y luego… está la porquería que queda en el planeta. A veces me asalta la idea de que llegará un momento en que la "basurita" comerá tanto terreno que casi no quedará espacio para los humanos. Bueno... al menos mi mente lo imagina en plan dibujos animados, y como que pierde dramatismo el asunto.

Decidí entonces que, en adelante, agotaría al máximo posible cualquier aparato, aunque tampoco es que antaño los cambiase por nuevos en la primera avería de poca monta. Pero a ver... si se rompe el microondas y me dice el técnico que el magnetrón (o pieza que genera las ondas) cuesta más cara que el propio electrodoméstico... lamentándolo mucho va a ser que no. Fundamentalmente porque mi poder adquisitivo no es precisamente el de un "Aristóteles Onassis". Ahora bien, si el gasto de la reparación representa aproximadamente un 50% (o incluso algo más) de la inversión que supondría sustituirlo... entonces elijo dar trabajo a los Servicios técnicos, que también tienen que comer. Claro... sólo si previamente no me las he apañado yo que soy, en cierta medida, una Pepa Gotera y Otilia pero con resultados diametralmente opuestos a los de la singular pareja de tebeo. Es decir... nada de "¡maldición, rayos y centellas!" sino... "¡eureka!".
.

Y algo le ocurrió en los últimos días a la CPU. Tras no responder ni poco, ni mucho, ni na'... y haberme asomado a sus entrañas vaticinando lo peor-peor, ayer la recogí por fin del técnico. Porque sí me meto a cambiarle la fuente de alimentación, a ampliarle memoria, a instalarle un disco duro o regrabadora, a conectar el cable de encendido que se soltó por arte de magia potagia... pero con la placa madre (que la parió) prefiero no enfrentarme, que para eso están los profesionales. Y efectiviwonder, tal como sospechaba, había fenecido. Cuando esto sucede hay dos opciones a valorar dependiendo de la senectud del ordenador: o se compra uno nuevo, o se sustituye a la mater (más módulo de memoria que es una pieza aparte). Ejem... también existe una tercera por la que –deduzco- ningún internauta apostaría: renunciar para siempre al mar virtual... volver a las cavernas de la información... ser un navegante sin velero :-D

Como quien suscribe hasta hace muchas de esas pesadas gestiones inevitables a golpe de clic, obviamente ni de reojo contemplé la última posibilidad. Así que opté por la segunda y la bromita ha sido de 140 euretes (eurazos). Quizás más de uno pensará que es una tontería, incluso estupidez, gastarse en un "aparato viejo" (un lustro cumplirá en abril) tal cantidad, pero –para el uso que le doy- considerando que potencialmente le quedan varios años de vida útil y en función de lo que comento al principio me parece lo más acertado, aunque pierda algo en... "modernidad" y lo que ella representa.

Sin embargo, como suele ocurrir, una vez resuelto el problema A, surge el B. Mi conexión es por cable (ONO) y en teoría bastaba con llegar y enchufar pero … ¡ja! La tarjeta de red se estrena así que –si está bien instalado todo, que daba por hecho así es- debería haberme encontrado "navegando a toda vela" y no con problemas de conectividad una vez enchufé el “Ethernet” del router al pc. Por suerte he podido acceder a foros con propuestas varias de ayuda... que si tocaba cambiar la IP... que si había que contactar con el proveedor pues era el causante (lo cual no me cuadraba)… En resumen, cada maestrillo tiene su librillo y aporta el que cree correcto por propia experiencia, o por deducción, o porque no pocos se creen dioses en el Olimpo de los informáticos. Aunque por suerte los hay tan generosos que se dedican a compartir su saber sin más ánimo que echar un cable (nunca mejor dicho, je) a los que no somos profesionales. ¡Gracias por ello!

Suponía que se trataría de una chorrada, pero ya sabrá el respetable el gran poder que tiene una chinita si se cuela dentro del zapato. Y cómo rueda en el interior cuando se mueve para sacarla... ¡costando a veces un montón lograrlo! Menos mal que me inicié en esto en tiempos de San MS-DOS, que era una pantalla negra poco –o nada- atractiva en la que escribir líneas de comandos, pero entonces sí que se aprendía algo sobre la materia. Me refiero a siendo simple usuario. Como mínimo a perderle el miedo a “toquetear”. En la actualidad... mucha imagen bonita, mucho icono... pero todo hecho y al menor inconveniente… ¡pánico! Bueno, el que se maneja con soltura no es que no lo sienta… sino que tarda bastante más en manifestarse, je-je. Claro que como hace tiempo que no leo sobre avanzoides... ¡seguro que estoy obsoleta!

Concluyendo… a la primera sana, sanita, culito de rana, el ordenador ya totalmente sanó y no será necesario que lo haga mañana.

Sólo queda apuntar que así fueron las cosas, así las contamos y… ¡así te doy puerta bruja avería!….


.
Al menos hasta la próxima, que espero tarde mucho en darse. Y también cruzo los dedos por aquello de que cuando se rompe algo, además de hacerlo en el momento más inoportuno... ¡no suele ser lo único!
.

lunes, 8 de marzo de 2010

Glub, glub, glub... y ¡glups!

La realidad supera ampliamente a la ficción...

La realidad vuelve a superar (¿más?) a la ficción...


Hay que ver lo que da de sí un periódico local. Y porque no doy salida a todo el "material" para evitar empachos, je.
.

sábado, 6 de marzo de 2010

Carta de ajuste

Problemas técnicos impiden la levetransmisión...

.
Disculpen las molestias... ¡y permanezcan en sintonía!

.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Erre que erre

Milagrito nos visitó ayer. Como es natural nos echa de menos. Un poco más a mí y viceversa (aún más lógico). Añora, particularmente, nuestras conversaciones. Llegó con sus peques, que ya no lo son tanto, y nos dimos uno de esos abrazos danzarines del alma, que los llamo yo. Largos, profundos, verdaderos... de los que el eco de tu latido resuena al rozarse con otro que no brota en el propio pecho. Lo cierto es que fueron dos: uno al llegar, otro al marcharse... ¡qué suertudas! :-)

Cuando todavía estaba en nuestro centro, Milagrito comentaba que mantengo una lucha de poder con otra compañera, pero yo no lo veo así. Trabajo en la planta superior de un edificio de dos, y en la actualidad sólo estamos tres personas; féminas para más señas. Laboralmente hablando somos una familia bien avenida con, obvio, más o menos afinidad entre unos y otros. Con mis niñas R. y L. me llevo muy bien. Tan bien que con R. me comunico tal que así:

- R. ¿Eres tú la que apaga la luz del baño?
- Leve. La misma (cosa que ya sabe en realidad).
- R. ¿Y por qué no la dejas encendida?
- Leve. Porque cuando salgo se queda humanamente vacío y, salvo coincidencia puntual, en bastante tiempo nadie vuelve a entrar. En consecuencia... por ahorro energético en primer lugar. Después... por evitar un gasto económico innecesario que por otra parte paga el contribuyente, entre los cuales te encuentras. Resumiendo... para dejar un planeta mejor, o no tan-tan-tan-tan-tan-tan peor a nuestros niños. A los tuyos, quiero decir... y resto, claro.
- R. Es que es un coñazo tener que estar encendiendo... y además, como es un tubo fluorescente, se consume más si enciendes y apagas.
- Leve. Comprobaré lo que dices. Si tienes razón no tengo el menor inconveniente en dejarla encendida. Si, por el contrario y como sospecho, tu argumento no es más que una leyenda... seguiré haciéndolo, aunque represente un coñazo para ti o quien sea. A propósito... ¿dejas la luz prendida en tu casa si no estás en la habitación en cuestión?...

(Silencio sepulcral que parece indicar un “no”)

Tras consultar aquí y allá comprobé que efectivamente el “no apagues el fluorescente que gastas más” es un mito y... desde hace unos meses en esa “batalla” estamos. Cada una sigue en sus trece, pero lo que es yo... no me voy a cansar. Considero más importante un bien colectivo (aunque suponga un grano de arena para la montaña) que el hecho de que una mano se pueda quebrar por tener que pulsar un interruptor tres o cuatro veces al día; pongamos seis... siete si esa mañana se tiene más sed de lo habitual. Proporcionalmente hablando, la balanza de lo justo se inclina hacia mi postura. Básicamente porque el esfuerzo físico que R. ha de aplicar al asunto, no la dejará sin energías para el resto de actividades que su vida le reclame cotidianamente. Por tanto... “va a ser que no”. O que sigo escuchando al señor árabe en mi leveinterior diciendo: “Hacer lo que hay que hacer”.

Contada esta anécdota no es de extrañar que en más de una ocasión se me considere “alemana”, o “sueca” (no por rubia de 1’80 de altura, je), o nativa de cualquier otro país más arriba de Espein. Desde otra perspectiva posiblemente alguien añadiría la acepción “tocapelotas”... o “tocaovarios”, según sea el sexo de la otra parte. ¡Ah se sienteeeee! Ejem... miento, no lo lamento en absoluto.

Y por más duras que resulten algunas gestas... ¡¡¡viva Rodriga Díaz de Vivar!!!... alias la Levecid, campeadora... :-D
.


“El cielo nunca ayuda al hombre que no quiere obrar” . (William Shakespeare).

.

martes, 2 de marzo de 2010

Somos II

Somos lo que somos por lo vivido...
.

.
pero también por lo soñado.

.

lunes, 1 de marzo de 2010

Geolamentos

No suelo ver telediarios. Especialmente completos. Sin embargo hoy me he tragado uno enterito. Con sección de deportes incluida. De fútbol quiero decir ya que es básicamente el único del que se habla.

Gran parte del noticiario ha sido dedicado a desastres naturales que acontecen en los últimos tiempos: recordatorio del reciente terremoto de Haití, el no menos devastador de Chile de hace unos días, en paralelo otro seísmo de gran intensidad registrado en Japón aunque afortunadamente sin víctimas ni daños materiales... alertas de tsunamis... inviernos tan fríos como no ocurría hace cincuenta años... poblaciones anegadas por lluvias que no cesan... ríos que se desbordan... ciclones que barren países arrasando a su paso...

He tenido una sensación extraña. No de miedo. Casi de perplejidad. Como de irrealidad... como de estar viendo una película preapocalíptica.
.
Pero no, porque, además de lo que sucede en otros puntos del planeta, esta era la realidad de la playa de Almerialópolis la semana pasada...
.




O mejor dicho, la realidad de la no-playa puesto que desapareció, literalmente, para convertirse en mar que reclama terreno.

¿Conclusión? Gea está enfadada. Mucho. Y no creo que, de momento, alguien de nuestra especie la pueda serenar. Esperemos que se calme. ¡Ojalá!

(Y que quien visita este país desde el otro lado de los Pirineos se encuentre bien).
.