domingo, 29 de julio de 2012

Summertime

Mismamente polivalencia textil por excelencia...


y hasta puede que por excedente :-D

viernes, 13 de julio de 2012

¡Necesito un baño urgente!

Me defeco en la banca en general y en la alemana en particular. Naturalmente, me defeco en el Banco Central Europeo.

Me defeco, como no, en el euro.

Me defeco en la farsa que es “Europa”. Me defeco en su hipocresía, que vende nuestra salvación cuando nos lleva directos al abismo para empujarnos. Me defeco en Bruselas especialmente.

Me defeco en la prima de riesgo, en la tía de la aventura, en el abuelo de la contingencia, en el sobrino del albur, en la bolsa, en el cesto...

Me defeco en los rescates que, siempre según el Gobierno, no son rescates, en las intervenciones que no son intervenciones, en las recomendaciones que no son imposiciones, en las condiciones muy favorables que no van dirigidas a los ciudadanos sino a la banca que recibirá el préstamo...


Me defeco en los mercados que no venden tomates, merluzas y salchichas... en los que especulan, estrangulan, asfixian, destruyen y se juegan el mundo como si estuvieran los países impresos en un tablero de Monopoly.

Me defeco en el hecho de que, existiendo excedentes alimentarios, aún mueran miles de personas en el planeta por falta de alimento (no olvido que Asia, y Africa, y Oceanía, y América también existen).

Me defeco en las dictaduras encubiertas, me defeco en las falsas democracias, me defeco en las mentiras de los políticos, que pretenden hacer comulgar con ruedas de molino a los ciudadanos. Me defeco en los constantes insultos que hacen a nuestra inteligencia. Me defeco en su incapacidad y estupidez por imponer medidas que, en una recesión que se profundiza y arraiga cada vez más, lejos de incentivar el consumo provocarán prácticamente su desaparición, así como el aumento de la ya de por sí economía sumergida.

Me defeco en los aplausos de los Diputados del Partido Popular, con los que en el Congreso respondían a cada recorte sangrante que el actual Presidente anunciaba el miércoles negro, es decir anteayer, día que no hace sino sumarse a los consecutivos “viernes de Dolores” a que nos va habituando el actual corporativo desde que tomó posesión del Gobierno. Enésimos hachazos con consecuencias directas (exclusivas de hecho y demoledoras en muchos casos) para los más débiles y masacrados, como de costumbre. En Italia al menos se lloraba...



Me defeco, varias veces seguidas, en esta señora...



Me defeco en un sistema económico mundial perverso... corrupto, sin escrúpulos, cada vez más inhumano y con tendencia esclavista, auspiciado por políticas neoliberales que sólo buscan la riqueza monetaria de unos pocos, a costa del sacrificio, pérdida de derechos, libertades y pobreza de la mayoría.

Me defeco en la ignorante funcionariofobia y me defeco en quienes culpan de la “crisis” (eufemismo de estafa, que es de lo que verdaderamente se trata) a los empleados públicos entre los cuales me encuentro. Me defeco en la cuarta bajada de sueldo que en menos dos años me (nos) han hecho por, precisamente, ser empleada pública... y por ende el recurso más fácil... el chivo expiatorio que más a mano tiene el que corta (y recorta) el bacalao: el (des)Gobierno. Me defeco en el aumento de número de horas de trabajo impuestas a cambio de una menor retribución. Me defeco en la futura pérdida (¿en breve?) de días de libre disposición (en realidad retribución salarial en especie), y en la mayor movilidad y el despido de no sé cuántos empleados públicos que ya se está preanunciando desde el ejecutivo. Menos mal que estos iban a ser los que crearían empleo. ¡¿Pa’ qué molestarme en detallar la Reforma Laboral que han confeccionado a medida a la vista de sus intenciones?! Mejor me defeco, una vez más, directamente.

Me defeco en la clase política en general y en la que gobierna España en particular. Me defeco en sus mentiras, conscientes o inconscientes, en su doble moral y en su falta de moral, en su cinismo, en su inmadurez, en su incapacidad, en sus tretas mezquinas. Me defeco en un Presidente (y sus secuaces) que, sin que le tiemble el pulso, recorta brutalmente en sanidad y educación públicas, en ayudas a la dependencia, en prestaciones por desempleo, que elimina, sin contemplaciones, la paga extraordinaria a miles de funcionarios (tras, reitero, varias bajadas de sueldo), la mayoría de ellos mileuristas valga la redundancia, y en paralelo RECOMIENDA a Diputados y Senadores que prescindan de ella. ¿¿¿ Reco... QUÉ ??? Y tiene la desvergüenza de seguir solicitando a los españoles que hagamos un esfuerzo... ¡¡¡ que hagamos un esfuerzo !!! Me defeco en todos y cada uno de los privilegios y prebendas que tienen sus majestades los políticos... a los cuales no están dispuestos a renunciar.


Hablando de políticos... me defeco en el que propone conservar sólo la autonomía para Cataluña, Galicia y País vasco por ser las tres comunidades históricas. Me vuelvo a defecar en la idea de que, cito textualmente: “En estas tres naciones con lengua y cultura propias se justifica una televisión autonómica porque sirve para asegurar una mínima presencia de sus lenguas cooficiales, en televisión, frente a una abrumadora mayoría de canales en castellano". ¡Eiiiinnn!... ¿qué paza... que en Andalusía tampoco hay curtura?... ¿Nuestra habla no é diferente aunque no llegue a lengua?... ¿No hay costumbré, dezarrollo artístico, mentes ilustré en esta tierra, incluzo a nivé de ciencia?... ¿Er framenco no é curtura, ari-qui-traunn-traaaunnn-trauuun?, ¡arsa, toma, dale, ozú mi arma!... ¿Y qué é la curtura de un pueblo? En definitiva, me defeco porque... o todas moras, o todas cristianas (las comunidades, digo) y porque ya cansa la cantinela nacionalista de siempre.

Siendo, en general, defensora de las Fuerzas de Seguridad del Estado, me defeco en la policía cuando es Fuerza de Inseguridad. Ahora entiendo porqué en el Ministerio de Defensa se ha recortado la mitad que en educación o sanidad, por poner algún ejemplo. Y posiblemente cada vez más entenderé ese porqué...



(y he elegido una de las actuaciones suaves)

Me defeco, en resumen, en toda esta bárbara injusticia, en esta tomadura de pelo, en este despropósito.

Sin embargo... NO me defeco, ¡NO! en los mineros cántabros, asturianos, leoneses, castellanos y aragoneses, quienes con su luz se fueron abriendo paso en la oscuridad de la noche a través de su Marcha Negra, también anteayer; qué diferentes tonos de “negro” colorearon la jornada. No sólo no me defeco sino que me quito el sombrero... ejem, el casco, por su lucha, por sus lágrimas, por su coraje, por su rebeldía con causa, por construir historia cívica... siempre dando ejemplo al resto de la sociedad y una impagable lección de dignidad y responsabilidad... ¡Héroes ellos!... y sus mujeres también... ¡Olé, olé, olé... gracias!



Y al hilo de las declaraciones que sobre la manifestación ha hecho la Presidenta de la Comunidad de Madrid, no es que me defeque en ella... es que directamente me cago (sin perdón)...



Me disculpará el respetable, por este olor fétido y la presente escatología a la que no les tengo acostumbrados (y que puede hasta les sorprenda o escandalice desagradablemente), pero es que, tras años de aguantar retortijones, me dio un apretón diarreico y no me he podido contener. ¡¿Y qué mejor lugar que el blogescusado del propio hogar, para excretar todo lo que el organismo necesita arrojar con inminente urgencia?!

Con dios, un Tanagel que frene esta repentina peristalsis abdominal... y algunas flores que limpien la atmósfera de este levepaís y la perfumen, que parece que ha quedado ligero tufillo, me retiro...



Sean ustedes felices y, por favor, si van al baño... ¡tiren de la cadena al salir! En esta entrada, yo he debido hacerlo unas... cincuenta veces ¡o más! :-D



Pd: ”Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecen entorno a los bancos privarán a la gente de toda su posesión, primero por medio de la inflación, seguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron“. (Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos de América entre 1801 y 1809).